Nadie lo esperaba. En las quinielas de The Game Awards 2024 ninguno colocó un nuevo juego de From Software como parte de los grandes anuncios de la gala. Solo los inevitables rumores de última hora apuntaban a que el equipo de Hidetaka Miyazaki tramaba algo. Y así fue. Elden Ring: Nightreign apareció en plató sembrando más dudas que certezas. ¿Por qué el Necrolimbo tenía un aspecto tan raro? ¿Por qué la zona de juego se cerraba alrededor de unas llamas azules? ¿Qué diantres era ese águila cual paravela de The Legend of Zelda: Breath of the Wild?
Las primeras impresiones aparecieron en el acto y comenzaron a transmitir su estructura. Desde lejos, la pinta que tiene el juego es extraña, para qué negarlo. Es un experimento multijugador PvE asentado en las bases que tantas alegrías nos dieron en Elden Ring y su posterior expansión, Shadow of the Erdtree. ¿Encajaría un juego dedicado puramente a la experiencia social, donde la libertad está limitada por el tic-tac del reloj? Nos sentamos frente al mando con muchísimas más dudas de lo habitual. Pero, oh boy, las partidas pasan volando y sientes el mismo click que apareció combatiendo por las Tierras Intermedias. Elden Ring: Nightreign nos ha gustado muchísimo por todas estas razones. No tendrás que esperar mucho para ver la versión final: se lanzará el próximo 30 de mayo en PS5, PS4, Xbox Series X|S, Xbox One y PC.
La build a la que hemos tenido acceso corresponde a una versión previa a la que los jugadores encontrarán en la Prueba Técnica que se celebra entre los días 14 y 17 de febrero. El contenido es el mismo con algunas más aristas de lo que se verá allí, pero aun así se siente un juego formado, sólido. Está para salir en cuestión de semanas, como quien dice. Los primeros momentos son familiares. Calientas en una reinterpretación de la Mesa Redonda despertando la memoria muscular de todos los movimientos que hemos aprendido desde el 2022. Sin embargo, una vez saltas a la primera partida la cosa cambia.
Te sientes perdido cuando el águila te deja en tu zona de arranque. Llegas a nivel 1, ataviado con un arma inicial suficiente para matar masillas y nada más. La barra de vida te aleja de la muerte lo suficiente como para aguantar dos golpes de cualquiera. En esos momentos se activa el chip Elden Ring. En las Tierras Intermedias lo que harías sería explorar el entorno y buscar oportunidades de aumentar tu nivel a la par de encontrar mejor equipamiento. Los conceptos están fijos, pero en Nightreign se alteran de tal forma que debes optimizar al máximo cada decisión que tomas durante la partida.
Tu principal enemigo es el tiempo. No puedes tomártelo con calma si quieres alcanzar al jefe final del tercer día. Cuando abres el mapa ves cuáles son los puntos de interés que se han generado en esa partida. Hay de todo: fortalezas, campamentos de soldados, iglesias de Márika, ruinas de abominaciones… Cada una de ellas difiere en dificultad y contenido. Con el paso de las partidas te das cuenta de que los asentamientos son la mejor oportunidad en el early para poder extraer experiencia y poder subir de nivel en las Gracias. El equipamiento nuevo se adquiere en cofres, derrotando a enemigos con barra de salud de jefe o invirtiendo runas en los mercaderes, quienes también te posibilitan la oportunidad de mejorarlas a través de piedras de forja.
Olvídate de builds. El equipamiento base del personaje está establecido de antemano a través de los Campeones, de los que hablaremos más adelante. No vas a gestionar el inventario más allá de decidir qué arma quieres llevar en las dos ranuras de armamento y qué objetos arrojadizos estarán en tu cinturón. Aquí se trata de dejar atrás cualquier atisbo de estadística para que sea la jugabilidad y tu habilidad usando las herramientas del juego las que tomen el protagonismo en solitario. De hecho, como novedad se añaden habilidades pasivas y activas que puedes sumar cuando completas un hito, como matar a un importante jefe de mundo o derrotar al jefe del final del día, un momento crítico.
El objetivo de cada partida en Elden Ring: Nightreign es alcanzar el tercer día y derrotar al jefe final, al que buscas dar caza desde el momento en el que activas la misión en la Mesa Redonda. Puedes hacerlo en solitario o en trío, ya sea con amigos o a través del matchmaking con desconocidos. Cuando empieza tienes un límite de tiempo para moverte con libertad hasta que comienza a cerrarse en forma circular por el área de juego. Se cierra en dos tiempos; cuando empieza el segundo cierre, la zona culminará en un pequeño recinto de combate improvisado contra el jefe del primer día, que en nuestro caso se alteraba entre dos opciones. De forma aleatoria pueden aparecer eventos que te proponen desafíos a cambio de recompensas jugosas. Una de ellas, por ejemplo, creaba un portal en el cielo del que llovían las hormigas gigantes que se pueden ver en las raíces del Árbol Áureo.
Al salir vivos del Día 1 comienza automáticamente el segundo. El mapa se libera de las limitaciones por la llama azul y eres libre de explorar bajo la misma premisa: se volverá a cerrar en dos tiempos hasta el jefe final del Día 2. Es tu última oportunidad de explorar el mundo, porque si sobrevives al combate tendrás que pasar directamente a la zona del Día 3, en un plano diferente del mapa donde se ha librado la partida. Ahora bien, antes de alzarte a las armas tendrás una Gracia para subir de nivel y un mercader para exprimir las runas que te queden colgando. Si te alzas victorioso sumarás un montante de puntos de una divisa de la que no se ha desvelado su uso. También logras una especie de amuletos que equipar a tu campeón antes de la siguiente incursión, dedicados a bonificar ciertas acciones y estadísticas. Está por ver qué más elementos aportan al progreso que se mantiene. La duración total de una partida es de alrededor de 40 minutos.
Como decíamos con anterioridad, el personaje que controlas es uno de los 8 Azotes de la Noche que forman el plantel de inicio (llamados Nightfarers en inglés). Cada uno comienza con un equipo especial centrado en potenciar el arquetipo sobre el que están construidos. Tienen una habilidad pasiva, una activa y otra definitiva, utilizables combinando los gatillos con un botón de acción.
Si queremos un personaje centrado en la destreza y evasión, la Duquesa es la elección idónea. De pasiva tiene la capacidad de evadir con animaciones especiales mucho más ágiles que sus compañeros. Como habilidad activa crea un espectro del enemigo imitando los golpes que había recibido en los últimos segundos, daño que se multiplica en su actual barra de salud. Y de habilidad definitiva puedes volver a todos sus compañeros invisibles (incluida ella) durante un periodo breve de tiempo.
Al construir el trío se debe tener en cuenta la posibilidad de abarcar la mayoría de rangos de combates posibles. Se pueden formar escuadras repitiendo el mismo personaje, pero al final vas a quedarte cojo. Te faltará un tanque, por ejemplo, cuyo rol lo cumple el Guardián. Su habilidad definitiva le impulsa hacia los aires para asestar un poderoso golpe cuando aterriza. No solo hay que ver estas acciones como movimientos de combate, sino también defensivos. Esa misma habilidad puede servir para resucitar a un compañero abatido, como si fuese un desfibrilador andante. Cuando mueres permaneces un tiempo en estado abatido. Puedes volver a la vida si tus compañeros acumulan el suficiente daño golpeándote. Es una curiosa forma de revivir.
Está claro que el juego nos convence a los mandos, pero tenemos dudas del recorrido que puede tener con el paso de los meses. La editora nos explica que de lanzamiento contaremos con 8 Nightlords, es decir, los jefes finales del Día 3 y a quienes buscamos dar caza desde el momento en el que activamos la misión en la Mesa Redonda. Se presupone que hay cambios importantes en el mapa conforme progresemos en ellos, pero hay que ver hasta qué punto cambian. De base se alteran elementos al arrancar una partida, como la localización de algunos asentamientos, la aparición de eventos y ciertas recompensas, pero la posición de los jefes del mundo permanecen fijas casi siempre.
En este sentido se nos ofrece un vistazo a ciertos artes conceptuales en los que se prometen estas modificaciones importantes, pero ahora mismo es una promesa. Sobre los Nightfarers, los personajes a modo de Campeones, serán 8 de lanzamiento, tal y como decíamos. Aunque todavía no se haya señalado en detalle, jugando sí que parece que habrá más motivos que animen a completar las misiones después de salir victoriosos la primera vez, como mejoras y objetos de personalización. En qué quedará es un misterio por el momento, y mucho más la hoja de ruta que pretenden seguir con el juego ya en el mercado.
Las dudas que teníamos se han despejado tras jugar más de 10 partidas. Es un experimento que sabe qué es lo que funciona y lo exprime al máximo. Elden Ring Nightreign es producto del reciclaje en el buen sentido. Sabe adoptar una nueva forma sin olvidar cómo se usaba. En la práctica se juega como un speedrun cooperativo con la base jugable vista en 2022. Todo ello remozado con unas capas de fanservice que atraen a los veteranos. Durante la demostración pudimos pelear cara a cara con el Centipede Demon, esa malformación contra la que peleamos en Dark Souls. Ya en el tráiler revelación se veía al Rey Sin Nombre: la lista de jefes míticos que podemos volver a ver es larguísima. Que se convierta en una especie de universo cruzado de toda su trayectoria es positivo. Hay material para alimentar muchos años su plan de contenidos. Solo necesita un apoyo férreo a lo largo de los meses.